8 jul 2010

08

Después continúan en silencio durante un minuto, hasta que no aguanta más y se para, se gira hacia mí, me agarra del brazo, obligándome a parar, diciéndome que tengo que ir a París, que tocaríamos en el metro, ganaríamos un monton de dinero, comeriamos solo cruasanes de chocolate, beberíamos vino tinto y pasaríamos toda la noche despiertos, todas las noches, porque nadie duerme nunca en París. Todo el tiempo oigo cómo le late el corazón y piensa " ¿por qué no?" Podría alejarme de esta triste vida como quien se deshace de un viejo vestido roto y marcharme a París con Joe.... nos subiríamos a un avión y cruzaríamos el oceano y aterrizaríamos en Francia. Inclunso podríamos hacerlo hoy mismo. Tengo dinero ahorrado. Tengo una boina. Un sugerente sujetador negro. Sé decir Je t'aime. Me encanta el café u el chocolate y Baudelaire. Y he pasado suficiente tiempo observando a Bailey como para saber atarme un pañuelo al cuello. La verdad es que podríamos hacerlo, y esa posibilidad me hace sentir tan mareada que creo que voy a salir catapultada por los aires. Se lo digo. Me agarra de la mano y levanta el otro brazo en plan Superman.

1 comentario: